
Mientras trabaja para Univisión Network como comentarista, el capitán guaraní en las Copas Mundiales de la FIFA de 1998 y 2002 entregó un jugoso testimonio a FIFA.com. Fiel a su estilo, no evitó ningún tema y opinó sobre Francia, el país anfitrión, el nivel de los porteros y su nuevo rol como comunicador.
Fue el destino. Jugaba de 9 con mis amigos del barrio, y lo hacía muy bien. Pero una vez jugamos solteros contra casados y mi hermano, para cuidarme, me mandó al arco. “No quiero que te fracturen”, me dijo. Los rivales eran más grandes, lógicamente. Me revolqué dos o tres veces y me gustó. Cuando me tocó ir a probarme a un club de verdad, me acordé de eso y le dije al entrenador que era arquero. No salí más.
Imaginamos que no fue fácil mantenerse tantos años en el primer nivel, ¿verdad?

Llama la atención porque, de pequeño, nadie quiere ser arquero en Sudamérica…
¡Claro! Siempre mandan al malo, al gordito o al dueño de la pelota. A mí me ayudó haber jugado de delantero, tener buena pegada y utilizar los pies. No es fácil mantenerse tantos años en primera división, pero todo eso me sirvió para perfeccionarme.
¿Es posible ser campeón mundial sin un buen portero?
Depende de la suerte, pero un gran equipo empieza con un gran arquero. En la actualidad, como pasó alguna vez con los dinosaurios, los buenos porteros están en extinción.
¿Hay alguno que le haya llamado la atención en Sudáfrica?
Sí, el de Suiza, Diego Benaglio. Es grandote, tiene buena pegada, personalidad y buena ubicación. No se complica. Es el mejor del Mundial hasta el momento.
A la hora de analizar a un buen arquero, ¿qué es más importante? ¿Técnica o mentalidad?
Hay que tener tres cosas: personalidad, manejo de la psicología y técnica. En ese orden además. Sin personalidad no puedes jugar en un estadio, y sin un buen control de la psiquis no puedes reponerte rápido de los errores. La técnica también influye, está claro. Les doy un ejemplo: hoy me sorprende que los porteros sacan a cualquier parte, como sacándose de encima el compromiso. Ya no buscan al compañero, es llamativo.
Muchos futbolistas, incluyendo porteros, le dan importancia a las cábalas. ¿Cómo era su caso?
Nunca confié en las cábalas. Para mí, son excusas para los débiles.
Hablemos de Sudáfrica. ¿Qué le parece la organización del torneo?
¡Sudáfrica se merecía un Mundial! Ha hecho un gran esfuerzo para hacerlo. Quizás no sea todo perfecto, pero en el primer mundo también hay inconvenientes. La calidez y la amabilidad de las personas es espectacular, los estadios son bonitos… el fútbol mueve muchas cosas y aquí se han generado puestos de trabajo, un movimiento importante en hoteles. Es maravilloso.
¿Cómo lleva su nueva labor como comentarista?
Muy bien por suerte. Trabajo con Univisión Network para la comunidad latina de Estados Unidos. Tengo todas las comodidades, me gusta. Intento volcar desde afuera lo que sucede adentro del terreno, y me resulta muy sencillo. He vivido esas situaciones, no me cuesta nada.
Dentro del campo tenía su carácter…
Soy un convencido de que el portero tiene que hacerse respetar. Cuando sale a buscar un balón, por ejemplo, es importante imponer respeto y chocar al delantero si es necesario. El atacante pensará dos veces antes de entrar al área nuevamente.
¿Y cómo transmite eso como comentarista?
La gente a veces no entiende que en la cancha no se puede tener amigos. Y si uno no entra fuerte, corre el riesgo de lesionarse. Si tengo que elegir, aunque suene mal, prefiero que se lastime el rival y no yo. En el fútbol no hay que permitir que te quiten lo que es tuyo. Si sucede, ya no lo recuperas.
Siempre se caracterizó por sus duelos verbales. ¿Planificaba sus frases previamente o le surgían espontáneamente?
Salían en el momento. Ahora tengo una que es muy buena: la envidia es el impuesto al éxito. Muchos han aspirado a ser exitosos, pero muy pocos lo lograron. Esos son los que más critican…
Hablemos de Sudáfrica 2010, ¿qué opinión le merece el trabajo de los sudamericanos?
Es excelente, como lo de México. Es importante remarcar que los candidatos europeos no han demostrado su nivel. El italiano Marcello Lippi criticó a Paraguay porque, según él, salió a defenderse. ¿Cómo se explica entonces que haya tenido las mejores situaciones? La verdad es que Italia está lentísima y no contó con opciones de gol. Inglaterra, España y Alemania tampoco mostraron buen nivel.
Usted conoce bien el fútbol francés, ¿le sorprende que…?
Nunca se termina de conocer a los franceses (interrumpe). No me entra en la cabeza como los jugadores, con el prestigio que tienen, priorizan sus problemas personales por sobre el equipo. Si no te gusta tu entrenador, dile todo lo que tengas que decirle en el vestuario, pero luego sal al campo y mátate por el equipo. Los franceses no maduraron, están en estrellas… en el fondo no les importa su país. Los sudamericanos nos habríamos matado dentro del terreno para ganar partidos.
Usted tuvo diferencias con Marcelo Bielsa alguna vez…

Gerardo Martino es un discípulo de Bielsa ¿Qué le parece el equipo paraguayo?
Lo veo sólido y con buenos jugadores en todas sus líneas. Eso nos faltó a nosotros en 1998 y 2002: no teníamos delanteros potentes y con buena técnica. Este es un equipo ideal, muy bien cubierto, aunque deberá tener cuidado en el juego aéreo. No sé qué tan lejos pueda llegar, en este Mundial todo es posible.
Cristiano Ronaldo, Lionel Messi, Wayne Rooney… ¿quién es el mejor de la actualidad?
El mejor de todos es Messi, lejos. Puede ganar partidos él solo. ¡No me gustaría enfrentarlo! Cristiano Ronaldo viene después, necesita del respaldo del equipo y por momentos desaparece del juego. Rooney, en mi opinión, es el gran ausente del torneo. No sé qué problema tendrá, pero no está rindiendo.
Viendo el precio que se paga por los jugadores de hoy, ¿cuánto valdría Chilavert?
No sé, ¡una cifra muy alta! El prototipo de arquero que ataje y convierta goles no abunda.
¿Le sorprende que no se esté viendo a porteros en esa situación?
Los entrenadores piensan que no está bien, que es peligroso. Pero si tienes uno que lo hace mejor que un jugador de campo, ¿por qué no probarlo? Dunga me dijo una vez que Julio César es un gran ejecutor y que, si no tuviera otro, lo dejaría patear.
Hablando de Dunga, ¿qué análisis hace de Brasil?
Dunga le cambió la mentalidad, tiene su sello. Un fútbol peleador, agresivo… y cuando tiene la oportunidad, convierte. Es un gran equipo.
¿Le gustaría emularlo y dirigir a la selección de Paraguay?
Podría ser, pero depende de los dirigentes. Si (Gerardo) Martino decide no continuar después del Mundial y me ofrecieran asumir para las eliminatorias de 2014, me gustaría. Pero que quede claro: no dirigiría otra cosa que a la selección paraguaya.
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